viernes, 24 de julio de 2009

No hay suelo bajo mis pies.
Sólo corrientes que fluyen.
Mareas que delinean un constelado de opacidades,
mapas de sueños, trayectorias del asombro.
Las untuosas tormentas de no saber, de la entrega al viento de la pasión.
Debería nombrar esta deriva,
navegar sobre los perfiles del agua,
ganar las orillas.
Debería.

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