Don de luz

No hay mayor peso.
Me pesa en las manos,
me extenúa los sueños,
me niebla las mañanas,
me resiste en lo claro de la alegría.
No hay mayor urgencia
que la que me confunde
el rumbo retoño,
la vacilación aprendiz.
Ofrenda resplandor de ojos oscuros,
trayectoria de la utopía,
me someto al júbilo
y a la vida furia,
y me inclino en el altar
de un nombre de arena.
No hay mayor peso
que el peso
de la redención.

Voy a decirlo una vez.

No sé lo que parezco.

Desconozco mi rostro y el timbre de mi voz.

Pero sé que siento como quise sentir.

No puedo decirlo mejor.

Espero que entiendan porque

no creo que lo repita.

Refugio de viento

                                                                                       ....mar sin fondo ni orillas...

Y si el sol no fuese más que ésto?
Y si todas las preguntas tuvieran una sola respuesta
desmelenada?
No hay aguaceros cuando el alma es agua.
No hay conjeturas cuando el aire vacila.
Noche arrasada de claridad,
conspiración del deseo,
desde tu mirada errante
acecho al milagro.