sábado, 8 de mayo de 2010

simulacros

Escribo como si estuviera vivo.

Los gestos devastados arrecian,

y yo, que no aprendo a no querer, me deshago entre recodos.

Otoñan las hojas en este estrago

y un viento cierra las puertas adormecidas en la espera.

Negra guerra contra los destellos del mirar,

contra los mitos desencontrados,

contra dioses ignorantes.

Raíz desatinada que no me suelta la voz

y me tropieza los pasos.

Allá, como montaña de piedra, se erige la esperanza.


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