domingo, 18 de octubre de 2009

Soneto

Suele salirse el sol roto y sangrante
y andar escarmentado por tus pliegues,
y marcar las balanzas en sus fieles
el peso rojo de tu aroma errante.

Aroma de sándalos y promesas
que no me hacés y que no te pido,
olor que lleva al pájaro a su nido
y a mi a cenar en tu infinita mesa.

Acostumbré a habitar el mundo denso
al que llamaron dos más dos es cuatro
donde estarás feliz si estás contento

Mas, si el amor es sólo lo que pienso,
dormido sobre el nudo de tus brazos
me moriré de ti sobre tu aliento.

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